Los clientes y consumidores son cada vez menos fieles. Hoy, los clientes quieren algo más que cubrir sus necesidades. Quieren información, proactividad, confianza, orgullo de pertenencia, satisfacción,… en definitiva, VALOR.

¿Qué hacer ante este contexto?

En mi opinión, hay que REINVENTAR EL MODELO DE NEGOCIO como un modo de aportar experiencias a los clientes. Invítalos a que participen en el proceso de innovación. Incluso es preciso que abras tu proceso de innovación, para recibir las mejores ideas y tecnologías de otras empresas para así mejorar tu modelo de negocio, y permite asimismo que otros utilicen tus innovaciones para sus respectivos modelos de negocio. Al final, casi con toda seguridad redefinirás la forma en la que CREAS Y APORTAS VALOR a tus clientes.

Tus competidores difícilmente podrán copiarte

Una de las principales consecuencias es que tus competidores difícilmente podrán copiarte. Además, al incluir a tus clientes en tu proceso de innovación habrán invertido parte de su tiempo y habrán generado contenidos, con lo que la probabilidad de que te abandonen ante cualquier producto de la competencia se habrá reducido.

Si has conseguido abrir tu proceso de innovación, incrementas tu abanico de posibilidades y a la vez dificultarás que otros te imiten.

 

El cliente no solo pide productos o servicios, sino experiencias completas

Las empresas que fabrican productos novedosos deben trascender el enfoque centrado en productos, para convertirlo en una plataforma de servicios sostenible y rentable. Hace tiempo leí que un veterano capitalista de riesgo de Silicon Valley lo expresaba así:

«Cada vez que vemos un plan de negocio de un nuevo dispositivo, inmediatamente preguntamos: Muy bien, pero ¿dónde está el servicio asociado al dispositivo?».

En definitiva, el cliente no solo pide productos o servicios, sino la vivencia de experiencias completas, existiendo una relación directa entre la fidelización y las emociones o experiencias positivas que el cliente ha desarrollado hacia la marca. Consecuentemente, todos vendemos (o deberíamos vender) lo mismo: experiencias, ¿o no?.