Bajo el título de este blog se incluyen los cinco ejes fundamentales para mejorar la competitividad de una empresa y para conseguir consolidar la misma en el tiempo. Empezaré por la innovación estratégica.
La Innovación Estratégica dependerá del sector de actividad, de la posición competitiva, de sus puntos fuertes y débiles; pero es necesario considerar que, encontrar una nueva idea de hacer las cosas sin la ayuda de una ventaja tecnológica, resultara difícil para lograr el éxito empresarial.
Se puede conseguir ser el numero uno, llegar más rápido que los demás y tener así más posibilidades de éxito, pero aún así no hay garantía de consolidarlo, es importante además gestionar competitivamente ese nicho de mercado, para así posicionar un concepto innovador de nuestra empresa.
Si examinamos la estrategia de empresas de éxito: Microsoft, 3M, Dell, Ikea, General Electric, Charles Schwab, Sony, Gillette, Nokia, Amazon.com, cada una es de un sector, cada una ofrece un producto/servicio diferente, pero con algo común: la innovación.
Cuando se habla de innovación, no hablamos de innovación en un sentido estricto de producto/servicio, sino de innovación en un sentido mucho más amplio que abarca todos los conceptos empresariales: estrategia, procesos, productos/servicios. Es decir, el concepto de innovación va mucho más allá del concepto «desarrollar nuevos productos», más bien estaría basada la innovación en conceptos empresariales.
En este sentido, el modelo desarrollado por Gary Hamel en «Liderando la revolución», un concepto empresarial comprende cuatro componentes principales: «Relación con el cliente», «Estrategia Clave», «Recursos Estratégicos» y «Conexiones de Valor». Así, una empresa innovadora es la que redefine total o parcialmente alguno de estos conceptos clave.
Ejemplos de innovación en conceptos empresariales, en este caso en «relación con el cliente», son empresas como Dell o ING Direct, que han encontrado una forma de acercarse más a sus clientes y reduciendo costes redefiniendo la cadena de distribución.
La concepción actual de la actividad innovadora contempla a la empresa como un todo integrado, donde el éxito depende a menudo del grado de integración de los departamentos y áreas, de la estrecha relación entre la producción, la comercialización y el departamento de I+D+i, lo que requiere de la fusión de lo técnico, lo económico y lo social, en lugar de ser materia exclusiva del impulso tecnológico.
Curiosamente, según el reciente Informe GEM 2009 presentado por el IE Business School, y motivado por la crisis ha disminuido el porcentaje de empresas completamente innovadoras. Además, Intelectium en un reciente estudio acerca de las debilidades más comunes detectadas en los equipos de emprendedores en España, ha detectado entre otras «la Escasez de ideas realmente innovadoras» y el «Desconocimiento del tipo de innovación que están gestionando».
Por todo ello, considero, como primer paso, identificar aquéllos elementos necesarios para que la empresa gestione con eficiencia el proceso de innovación: capital humano, conocimiento, espíritu empresarial, cooperación y cultura innovadora. ¿Crees que podrías añadir algún elemento más?.