En este universo que cambia tan rápidamente, ya no podemos apoyarnos en el liderazgo de unas pocas personas. Tenemos que facilitar y ayudar a aquéllos que intentan en su entorno promover cambios sociales con su actividad empresarial. Es lo que podríamos llamar empresas con alma. No sólo tendrán rentabilidad económica y financiera, sino que provocarán, aunque se trate de un contexto y universo reducidos, cambios que mejoren las condiciones de vida de las personas que lo integran.